A TRAVÉS DEL ESPEJO

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Mujeres que se encuentran Una recuperación histórica de los Encuentros Nacionales de Mujeres (1986-2005)

Autoras: Amanda Alma y Paula Lorenzo

Investigación presentada como tesina de graduación de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). Marzo 2008.

Eje 3: Corrientes feministas

Palabras clave: Encuentros – Mujeres – Autonomía

Resumen de la ponencia:

Mujeres que se encuentran es una recuperación histórica de los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM). Encuentros que se realizan desde 1986 ininterrumpidamente hasta la actualidad en Argentina. Nuestro objetivo consistió en sistematizar 20 años de una historia que no ha sido contada en la dimensión, que esta práctica significa.

Recuperar la historia es dar cuenta del movimiento social de mujeres que existe en nuestro país. Movimiento que muchas veces aparece despreciado o no tan valorado como otros movimientos sociales, quizás porque aún cuesta visibilizar la lucha de las mujeres. La historia de las mujeres ha surgido siempre contrahegemónicamente denunciando y poniendo en evidencia el sistema androcéntrico y patriarcal. Esta puesta en evidencia de las relaciones de poder que se manifiestan en la diferencia sexual define al feminismo. Los feminismos en tanto movimiento social y en tanto teoría social son el marco de nuestro trabajo.

Esta investigación si bien fue nuestra tesina de graduación, ante todo, deseamos que sea una herramienta para que las mujeres reflexionemos sobre nuestra propia historia.

Metodológicamente utilizamos entrevistas en profundidad y encuestas a participantes; análisis de los cuadernillos impresos con las memorias de cada encuentro; artículos periodísticos y publicaciones específicas sobre el tema. De esta manera, describimos de qué tratan los encuentros y sus diferentes elementos; realizamos un racconto año tras año de los sucesos desde el I ENM en 1986 hasta el corte que hemos hecho al cumplirse los 20 años, en el XX ENM en 2005. Luego analizamos cuatro encuentros en particular que a lo largo de la historia consideramos que fueron hitos: el I ENM (1986) por ser donde se inaugura esta práctica en nuestro país; el XII ENM (1997) por ser donde el poder eclesial hace su irrupción; el XVI ENM (2001) por tratarse del año donde comienza a masificarse debido a la crisis que vivía el país y la respuestas de resistencias que se generaron; y el XVIII ENM (2003) porque el pedido de despenalización y legalización del aborto se extendió a una gran mayoría de las asistentes y el tema comenzó a ganar la agenda pública de debate. Por último se presentan las conclusiones de este recorrido.

La propuesta de esta ponencia es compartir las conclusiones de esta recuperación histórica. Creemos que el eje propuesto en corrientes feministas guarda mucha relación con este trabajo ya que una de las conclusiones, o idea a la que arribamos, fue que los ENM construyen práctica feminista. Esto nos permitirá poner en debate el modo de construcción política del movimiento de mujeres de nuestro país en la actualidad.

Al recorrer algunos puntos de la historia del movimiento de mujeres, pusimos el énfasis en algo que es difícil de registrar en cada una de nosotras: reconocernos como seres importantes y hacedoras de Historia. Acceso a la escritura y a la educación tardíamente; vinculación al mundo doméstico por siglos; identidades construidas en “servicio de”, “ser para otros”; todos mecanismos del sistema patriarcal que nos atraviesan y que nos otorgan una baja valoración a la hora de reconocernos como sujetas en este mundo. Un mundo androcéntrico que nos ubicó bien lejos de la construcción del conocimiento.

Los ENM permiten a las mujeres recuperar la voz y poner el cuerpo, acciones que facilitan reconocer una historia común de opresión y a la vez de emancipación que surge de la experiencia cíclica de la lucha. Estas “estructuras de experiencias” que comparten las mujeres que asisten a los encuentros, según Raymond Williams, resultan fundamentales en la formación de proyectos políticos como la autonomía.

Una de las reflexiones que queremos compartir es la relación entre el movimiento feminista y los ENM. Nos preguntamos si no es desatinado pensar a los encuentros nacionales como una de las expresiones del feminismo por su estrecha vinculación tanto en los orígenes, el funcionamiento y las temáticas que se debaten. Pero inmediatamente surgen otras preguntas que van acompañando esta reflexión ¿son todas las mujeres que participan de los ENM feministas? ¿Tendrían que serlo? ¿Se debería reconocer el carácter feminista de los encuentros nacionales? La diferencia entre feministas y movimiento amplio de mujeres ¿Qué implica? ¿Suponen activismos distintos, reconocimientos diferentes, “niveles de conciencia”? ¿Es importante que se reconozca la relación del feminismo con los ENM? Que se llame “Encuentro de Mujeres” y no “Encuentro Feminista” ¿Fue/es una estrategia inclusiva?

La participación directa de grupos feministas forma parte del proceso de creación, organización y desarrollo desde el I ENM (Buenos Aires - 1986). En el modo de funcionamiento de los encuentros existe una conexión directa e innegable con la práctica feminista que rastreamos desde los debates que se dan a partir de los años ’70, prácticas de un pasado no tan lejano permitieron encontrar relaciones más directas al análisis del período actual del movimiento. El modo de funcionamiento de los ENM tanto su carácter autónomo, autoconvocado, autofinanciado, democrático y horizontal (sin jerarquías ni representaciones) es una experiencia que se repite en los espacios promovidos por feministas. Una manera de hacer política propia y desde las mujeres que se erige contrapuesta a la lógica patriarcal que impone representaciones, verticalidades y autoridades a la hora de promover organización política y social. Según las filósofas mexicanas Eli Bartra y Adriana Valdés el feminismo es “la lucha consciente y organizada de las mujeres contra el sistema opresor y explotador que vivimos: subvierte todas las esferas posibles, públicas y privadas, de este sistema que no sólo es clasista, sino también sexista, racista, que explota y oprime de múltiples maneras a todos los grupos fuera de las esferas del poder”1. Al constituirse los encuentros como una posibilidad para que las mujeres hablen, participen y construyan otra forma de organizarse, van cuestionado principalmente el lugar designado para ellas y los roles “naturalizados” que recaen sobre cada sexo, van construyendo práctica feminista.

Descubrimos en este análisis que las tensiones y diferencias que aparecen en los ENM responden principalmente a su carácter autónomo, y por lo tanto contrahegemónico de este ámbito. Las mujeres siguen reconociéndolo -tras veinte años de encuentros- como un espacio propio, como una práctica enriquecedora y valorada donde cada cual puede dar su testimonio, tomar la palabra, encontrarle nuevos sentidos a sus propias acciones y pensamientos. Un espacio donde las mujeres nos vamos enterando de lo que pasa en cada región, ciudad y pueblo de nuestro país y de las rebeldías que se van construyendo. Un espacio que posibilita debatir temas que en otros ámbitos no tienen lugar o no parecen prioritarios.

Estas apreciaciones o indicadores nos ayudan a pensar que las tensiones con el Estado y sus instituciones por un lado y con partidos y organizaciones políticas por el otro, se producen y se relacionan directamente con el carácter autónomo de los encuentros. Marcela Lagarde nos ayuda así a pensar que la autonomía es histórica y que se construye, “no está dada: no es parte de las personas como un hecho natural, sino que es un tipo de construcción de las personas, de las organizaciones, de las instituciones, de los movimientos. Y la autonomía debe ser planteada en todos esos niveles”2.

Autonomía con respecto a los poderes, a los partidos políticos y a las instituciones en general, porque las mujeres participamos de los encuentros a “título personal” y desde la experiencia subjetiva y no en representación de otras. Autonomía también en términos económicos porque tanto los ENM como los grupos de mujeres que asisten se autofinancian.

Otro de los puntos de tensión encontrados en la investigación tiene que ver con el fundamentalismo religioso. En el cuestionamiento a los roles asignados a las mujeres, en la deconstrucción de visiones “esencialistas”, en el análisis minucioso de la propia sexualidad, la familia, las identidades, la educación, la vejez, etc., tanto desde la práctica como en los debates, las mujeres vamos subvirtiendo la concepción hegemónica. Esto hace que la iglesia católica, institución que sostiene el sistema patriarcal dominante, se sienta profundamente cuestionada en sus verdades “universales” cuando las mujeres nos juntamos y debatimos. Observamos así que la lucha de las mujeres amenaza a la jerarquía de la iglesia. Mujeres reunidas cuestionando sus verdades y dogmas serán su campo de batalla y pese a sus múltiples estrategias desplegadas, pudimos comprender, a partir del análisis de estos veinte años de resistencias, que la respuesta de las mujeres resulta contundente contra el avance de los fundamentalismos.

Los ENM se constituyen como una práctica multiplicadora, las reflexiones, los debates, las vivencias de esos tres días son un insumo para que cada mujer, cada una de nosotras vuelva a su lugar (su casa, su familia, su organización, su partido, su sindicato, su movimiento, su comunidad, su escuela, su hospital, su barrio, y demás lugares) y allí cargadas de debates, discusiones, experiencias vividas, podamos aportar e interpelar los propios espacios, podamos desplegar ideas, promover debates horizontales que repercutan en una mayor apertura a prácticas donde no haya jerarquías de ningún tipo. Podamos así contribuir a la construcción de una sociedad en la que no exista ningún tipo de opresión.

Introducción | Mujeres que se encuentran…

Este libro1 es el fruto del aporte colectivo de quienes contribuyeron con su granito de arena para recuperar una parte de la historia de las mujeres argentinas. Es la suma de múltiples y diferentes voces, experiencias y vivencias, pensamientos, alegrías y tristezas, ideas, ecos, batallas y rebeldías. A todas ellas, mujeres luchadoras, sólo nos queda agradecerles. Agradecerles las enseñanzas que recibimos en las charlas, las mateadas y los encuentros.

No es nuestra intención abarcar todos los sentidos y significaciones que motivan los Encuentros Nacionales de Mujeres. Tampoco dar cuenta de cada una de las acciones y pensamientos que este espacio propicia. Nuestro objetivo es el de sistematizar 20 años de una historia construida con pedacitos, con fragmentos y aportes de cada mujer.

Cada una de nosotras llegó por separado a la ciudad de La Plata donde se realizaba, en agosto del 2001, el XVI Encuentro Nacional de Mujeres. Cada cual con su historia a cuestas, con sus temores y su experiencia de resistencias. Volvimos transformadas, con la certeza de que lo vivido había dejado su huella. Así comenzamos a transitar un camino que nos llevó a involucrarnos en la lucha de las mujeres, formando parte en diferentes acciones, grupos y participando en los ENM posteriores. Leímos y nos fuimos formando para entender la realidad desde otros conceptos, desde otros ángulos posibles, con otros recursos. Comprendimos y sentimos que hay una perspectiva de las mujeres y que en los feminismos se expresa.

Muchos años después supimos de esa huella que nos marcó en aquel primer encuentro y que quizás hizo que nos encontráramos y decidiéramos afrontar juntas este trabajo. Un trabajo que partía de la necesidad de hablar desde las mujeres, desde el lugar en que nosotras mismas nos íbamos construyendo.

Convinimos que la primera impresión fue arrolladora. Nunca habíamos visto tantas mujeres juntas ¿Para qué se juntan? ¿Con qué fines? ¿Qué supone para cada una estar tres días lejos de sus casas, de sus familias? ¿Por qué, si hace tantos años se realizan, nunca antes supimos de su existencia? ¿Qué debaten? ¿Qué discuten? ¿Cómo llegan hasta el lugar donde se desarrolla el encuentro? ¿Quién las lleva? ¿Cómo vuelven sus casas? ¿Qué sienten?

Cuando empezamos a contar que queríamos hacer este trabajo sobre los encuentros vimos la importancia y trascendencia de nuestra tarea. Ahí entendimos que sistematizar esta experiencia suponía una herramienta para poder reflexionar sobre nuestra propia historia.

Entonces empezamos a buscar. Nos sumergimos en la tarea de recopilar datos y materiales dispersos y disgregados como la historia de las mujeres. Primero buscamos las memorias de cada encuentro, donde el aporte de muchas mujeres resultó fundamental. Después fuimos a ver el registro que hacían los medios masivos de comunicación, ahí encontramos (además de diarios deshechos) ausencias que nos causaron bronca ¿Por qué la escasez de notas publicadas? ¿No es noticia un evento que moviliza a miles de personas? ¿A qué se debe ésta ausencia? Revolvimos las bibliotecas de las amigas y encontramos artículos, comentarios, reflexiones en publicaciones feministas. Eso nos condujo a más publicaciones, a búsquedas en Internet y a más libros donde fuimos descubriendo materiales valiosos.

Con todos los materiales produjimos este trabajo donde encontrarán un primer capítulo de análisis teórico a partir del cual recuperar la historia, la voz, el cuerpo y la lucha de las mujeres. El segundo donde describimos de qué tratan los encuentros y sus diferentes elementos; el tercero contiene un racconto año tras año de los sucesos desde el I ENM en 1986 hasta el corte que hemos hecho al cumplirse los 20 años, en el XX ENM en 2005. Luego vendrán los capítulos de análisis que son cuatro. Cada uno de ellos toma un encuentro en particular que a lo largo de la historia consideramos que fueron hitos: el I ENM (1986) donde se inaugura esta práctica en nuestro país; el XII ENM (1997) donde el poder eclesial hace su irrupción organizando un “encuentro paralelo”; el XVI ENM (2001) por tratarse del año donde comienza a masificarse debido a la crisis que vivía el país y las respuestas de resistencias que se generaron; y el XVIII ENM (2003) donde la demanda por la despenalización y legalización del aborto se extendió a una gran mayoría de las asistentes y el tema comenzó a ganar la agenda pública de debate. Por último encontrarán las conclusiones de este recorrido.

Para finalizar quisiéramos remarcar que este libro contiene, principalmente, la voz de aquellas que se encuentran con nuestras voces, en un entramado de mujeres que tomamos la palabra, la ponemos en circulación y contamos, analizamos y pensamos, en primera persona, la realidad en la que vivimos, en una lucha incansable para transformarla.


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